En mi tiempo libre disfruto hacer ejercicio, preparar café, conocer nuevos lugares y, por supuesto, los relojes.

Mi amor por los relojes nació con mi afición por las películas de 007, siendo GoldenEye la que me llevó a descubrir el reloj de mis sueños: el Omega Seamaster 300 Quartz.

Desde la secundaria, siempre he llevado un reloj en la muñeca, ya fuera un Casio, un Citizen o incluso mi pieza más preciada: un cronógrafo Michael Kors, regalo de mi novia —ahora esposa— Paola, con su primer sueldo como becaria.

Con el tiempo (y gracias a la pandemia), fui aprendiendo más sobre marcas, calibres, diseños e historia relojera. Hacer mis primeras compras de relojes usados fue más miedo que emoción, pero en el camino descubrí que muchas personas compartían una necesidad: conseguir relojes originales de forma segura.

Uno de mis objetivos es ayudarte a encontrar ese reloj ideal que disfrutes portar y con el que generes muchos recuerdos.